Este proyecto se sumó al boom de Valencia que significó el desarrollo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que convirtió a Valencia en el mayor exponente de la arquitectura de vanguardia. La ciudad levantina buscaba presentarse en el mundo como una urbe avanzada, para lo que precisaba también potenciar el transporte público. Este proceso se inició años antes con el rediseño de los vagones de metro, también a cargo nuestro. Se remató el trabajo con un vehículo exterior avanzado y coherente con el espacio urbano por el que transitaría.

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Así nació este tranvía con mucha personalidad en el que se puede leer la “V” de Valencia en la cara del tren. El exterior simpatiza con la arquitectura icónica de Calatrava mientras el interior emplea los materiales históricos de construcción local, logrando un producto arraigado en la tradición local pero con una estética de vanguardia.